El sarro aparece a partir de la calcificación de la placa bacteriana: si la placa no se retira mediante el cepillado, en un par de días se endurece y se transforma en sarro. Es más frecuente en perros de edad avanzada, sobre todo en razas pequeñas o de cara chata.
Existe la creencia popular de que el pienso reduce la aparición de sarro debido a la masticación: diversos estudios han demostrado que esto es falso, ya que la textura del pienso es crujiente y no causa la suficiente abrasión como para reducir significativamente el sarro.
Para mantener una adecuada salud dental, lo más recomendable y efectivo es el cepillado dental utilizando un cepillo y una pasta de dientes especiales para perros al menos una vez cada 2 días. Si el perro ya tiene sarro, la única manera de eliminarlo es mediante una limpieza dental profesional bajo anestesia.
Te recomendamos que visites periódicamente a tu veterinario para que evalúe la salud bucal de tu peludo.