Después del cocinado suave de cada paquete de comida, los sometemos a una rápida congelación: el frío neutraliza la actividad vital de los microorganismos y además inactiva los procesos enzimáticos. De esta forma, podemos preservar perfectamente todos los nutrientes y propiedades de nuestra comida sin tener que recurrir a conservantes artificiales, con lo cual garantizamos que cada ración llegará al cuenco de tu peludo en la mejor de las condiciones.